Shaun Deeb ganó su séptimo brazalete de la WSOP en esta edición 2025 y además fue condecorado con el prestigioso nombramiento de Jugador del Año, en una reñida pelea contra un imparable Benny Glaser. Por diferencia mínima, Deeb obtuvo este nombramiento por segunda vez, haciendo historia.
Con una demostración de destreza y perseverancia, Shaun Deeb (Estados Unidos) consiguió el destacado título de Jugador del Año (Player of the Year, PoY) en esta ya finzlizada 56º edición de la WSOP. Con un total de 4,191.10 puntos, se impuso ante Benny Glaser (Reino Unido), quien venía imparable después de haber ganado tres brazaletes de la serie en este año.
La clave para Deeb fue la constancia y la perseverancia, aunque Glaser había conseguido resultados más vistosos, de mayor protagonismo, el papel de Shaun fue de bajo perfil, pero más constante, más persistente. Un verano que quizá no fue espectacular si se le compara con otros perfiles, incluyendo el de Michael Mizrachi (Estados Unidos), que conquistó el Main Event y el icónico Poker Players Championship por cuarta ocasión, toda una hazaña digna de renombre, sin duda.
Sin embargo, en todo este alboroto, esta búsqueda de protagonismo y buenos resultados, el dos veces Jugador del Año entendió el juego como pocos. El nuevo sistema de puntuación toma únicamente los diez mejores resultados y si que logró que uno de ellos fuera espectacular. Se coronó campeón del evento PLO High Roller de US$100.000 de buy-in, obteniendo su séptimo brazalete de la WSOP y además de paso, el mayor cobro en su carrera por US$2.957.229.
Shaun Deeb demostró que la perseverancia alcanza
Lejos de los principales reflectores, Shaun Deeb sumó puntos con mucha perseverancia: además de su triunfo en el evento High Roller PLO, consiguió cinco mesas finales, tres segundos lugares y un total de 24 cobros, aunque sin embargo en este nuevo sistema, solamente los 10 mejores de ellos fueron tomados en cuenta para la puntuación final.
En el último día de competencia de la serie el ambiente se llenó de tensión, pues Glaser no se había dado por vencido en la lucha por este título. Caería eliminado en el puesto 114 del Evento #97 y luego, tras su registro en el último torneo, el Super Turbo de US$1.000 de buy-in, su eliminación llegó rápidamente para brindar así un respiro a Shaun Deeb, que acababa de hacer historia…
Se convirtió en el segundo jugador en alcanzar este nombramiento tan especial por segunda ocasión, después de Daniel Negreanu (Canadá), quien logró la hazaña siendo el Jugador del Año en las ediciones de 2004 y 2013.
Este logro es sin duda uno de los más complejos en su extensa trayectoria y aunque quizá el reconocimiento monetario no sea tan grande como muchos podrían llegar a creer, si que tiene un peso simbólico para quienes entienden la esencia del póker como arte y resistencia: no se trata solo de brillar con intensidad unos pocos minutos, se trata de hacerlo de manera prolongada, se trata de saber cuando apretar el el paso, cuando resistir y como llegar hasta el final cuando la mayoría de la gente cree que ya no queda nada.
Esta hazaña, además del prestigio, le dará un asiento ya reservado para el Main Event de la próxima edición de la WSOP en 2026, en donde ese valor de US$10.000, podría convertirlo en algunos cuantos cientos de miles y con algo más de suerte… en su octavo brazalete.
En este año Shaun Deeb no ganó con ruido, su victoria fue con visión, matemática y temple de acero. Su imagen colgará una vez más en las paredes del Horseshoe Las Vegas, definiendo este verano que si bien no estuvo repleto de brazaletes para él, si que tuvo espacio para un capítulo muy importante en la historia.
