Hayden Hetland, alias “Big Red”, pasó de guardia de seguridad a ganador de seis cifras en apenas dos años. Originario de Seattle, habló con PokerOrg durante el WSOP Circuit Graton (Norte de California), parada en la que ya fue subcampeón del evento inaugural por más de US$13.000 y donde confirmó su ascenso meteórico iniciado con su primer gran cobro en septiembre pasado.
Orígenes
Hetland se acercó al póker viendo a Brad Owen y Kevin Martin, y jugando gratis en línea desde los 16. A los 18 atravesó una mala racha —perdió trabajo y coche— hasta que, por contacto de su padre, entró como seguridad en una sala. Lo despidieron por mirar demasiado la acción… y ese revés lo empujó a las microapuestas (5c/10c), antes de dar el salto al cash y a los torneos en vivo.
El despegue
“Juego profesionalmente desde hace dos años”, explica. El gran quiebre llegó en el Almighty Millions del Borgata, donde terminó runner-up por US$122.000, su primer cobro registrado y la señal de que su techo era alto. Atribuye el salto a una mezcla de talento —“soy de aprendizaje rápido”— y la dosis de suerte que acompaña a cualquier carrera joven.
Método y mentalidad
Su base es Aces Poker Room (estado de Washington), donde “aplasta” mesas $1/3: noches típicas de US$1.000–3.000 y una hourly cercana a US$100. Antes de una serie deja el cash un par de semanas para “drillear” spots y llegar fino. Aunque se formó en cash, siente que su punto fuerte real podrían ser los torneos, que “obligan a mantener el juego afilado” frente a rivales de máximo nivel.
Del tilt al control
Reconoce que al principio el tilt lo hacía sobrerreaccionar —“llegué a stradlear todo el stack tras perder un pozo”—, pero hoy el enfoque es otro: autocontrol, aceptar la varianza y no “regalar el dinero”; que el rival se lo gane. Su filosofía en mesa: contra jugadores débiles, explotar sizings y tells; contra regulares, precisión quirúrgica. Su consejo para novatos: humildad, estudio diario y bankroll bien gestionado.
Lo que viene
La ambición está clara: “quiero estar entre los mejores del mundo”. Con 22 años, resultados tempranos y ética de trabajo, “Big Red” ya obliga al circuito de la Costa Oeste a mirar de cerca su progresión.
